Parábola del hijo miserable - Reggaeton

Hubo un hombre en la antigüedad que tenía 1 hijo. Era un hombre trabajador llamado Reggae. Él hijo era un miserable desagradecido llamado Reggaeton.

Reggae era humilde, como el significado de su nombre (harapiento), deseaba la paz y la libertad sobre todas las cosas. Reggaeton, sin embargo, era un ser superficial y egoísta, cuyos únicos propósitos en la vida eran "el perreo", la violencia y unos cuantos lujos.

Reggae era un amante de su tierra, a menudo utilizaba sonidos étnicos muy ricos, y sus dulces melodías te embriagaban y motivaban para seguir adelante. A Reggaeton sin embargo nada de lo que hacia le importaba salvo ganar dinero. Todo estaba permitido, sustituyó la genialidad de su padre por un buen marketing, capaz de hipnotizar a mendrugos de todas partes del mundo. Reggaeton estaba satisfecho.

Padre dijo una vez:

Quiero amarte…
Quiero amarte y tratarte…
Amarte y tratarte bien.
Quiero amarte,
Todo el día y toda la noche.

Estaremos juntos, sí!
Con un techo sobre nuestras cabezas.
Compartiremos el cobijo, Sí!
De mi cama sencilla.

Hijo respondió:

Corre, nena, arranca, ponte el pantyhose
Color azul claro, o color "rose"...
Que aunque me de un calambre o un overdose
De tocarte el cri'-cri' estoy "close"
Es que me pone mal ese babydoll rojo
Me pone a pensar, no me puedo aguantar
Si me lo pega en la cara ese cu'-cu' se lo como
No me se controlar, no puedo respirar
Deja que el peje maneje, coteje

Estaba claro, el hijo miserable había renunciado a todo lo que su padre le enseñó.

Chusin, palabras talladas a puñal.